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La misteriosa dama del Camello de Santander

En 2001 apareció ahogada, en la playa del Camello de Santander, una mujer no identificada hasta la fecha a la que se ha conocido como La dama del Camello . Uno de los grandes misterios de los últimos tiempos en una ciudad adormilada, en la cual no suelen pasar muchas cosas de este tipo, si bien existen bastantes misterios y cosas raras por descubrir. Y esta es una de ellas.

Los misterios de la dama del Camello de Santander empiezan por su falta de identificación, pues en sus efectos personales había un poco de dinero, pero no tarjetas ni identificaciones de ningún tipo. Y así es que pasó a formar parte de esa larga lista de personas desaparecidas a las cuales no se consigue dar identificación después de haber sido encontradas muertas.

Es una historia bastante triste, pues parece como si nadie la hubiera echado de menos. Como si no hubiera tenido una historia anterior con personas cercanas que se hubieran preocupado de buscarla, al no tener noticia de ella, pero todo esfuerzo por identificar a la dama del camello ha sido en vano. Una auténtica obsesión para la Policía Científica de Santander, que lleva más de 20 años tratando de ponerle nombre y apellidos a una lápida anónima en el cementerio de Ciriego de la ciudad .

La muerte de la dama del Camello no fue violenta: ¿fue un suicidio o una muerte accidental?

La muerte de la dama del Camello no fue violenta , afortunadamente, ignorando cualquier detalle relacionado con las circunstancias en que esta persona se ahogó y probablemente en esa misma playa. ¿Fue un suicidio o una muerte accidental? Una de las pocas pruebas que dejó esta mujer de mediana edad, de su paso por Santander, fue una bolsa de la compra en la que había varios productos de limpieza y una colonia. Y también una etiqueta típica de lavandería en la que sólo se puede leer un código y la palabra “manchas”, pero nada más. Y todo esfuerzo de la policía por arrojar mas luz sobre este misterio ha sido en vano, a pesar de las llamadas a la colaboración ciudadana en programas de máxima audiencia como Cuarto Milenio.

De hecho, hubo un asturiano que creyó reconocer a su hermana en el retrato robot de la dama del Camello, pero resultó una pista falsa porque se descartó completamente que ocurrió a los parientes. Y esa hermana con la que no tenía contacto este señor aparecería más tarde y con vida. Por lo tanto, aumentan las posibilidades de que se trate de una persona extranjera y tal vez una inmigrante sin documentación, más probablemente del norte de África o Europa.

Una calle entera de Santander fue volatilizada por la tremenda explosión del Machichaco

Todo esto nos lleva a otra historia bastante triste, que tiene también que ver con muchísimos desaparecidos y que es la historia del barco Machichaco, en la cual una calle entera de Santander fue volatilizada por la tremenda explosión de este barco y los incendios consiguientes. En esta ocasión, al ser muchos de los presentes en la zona forasteros, se dio también esta penosa circunstancia de que hubo personas desaparecidas y nunca reclamadas oficialmente. Porque hubo una calle entera llena de hostales y turistas, lógicamente, que fue arrasada hasta los cimientos por la brutal explosión, pero sin posibilidad de poder identificar a las personas que sin duda se encontraban allí por el efecto del fuego. Otro misterio para la historia que nunca se resolverá por la defunción de todos los potenciales conocidos de esas personas.

La explosión del Machichaco en Santander

Se trata de uno de los eventos más tremendos en número de víctimas que hayan tenido lugar en la historia civil de Europa y del mundo, lógicamente, al margen de acontecimientos bélicos. Pero el saldo de muertos fue muy superior al de cualquier bombardeo de la guerra civil, los cuales empezarían a darse más de 40 años después.

Seguramente, más de 600 personas perdieron su vida en la explosión del Machichaco en Santander. El resultado del efecto combinado de la increíble explosión del barco, la proyección de metralla ardiendo por todas partes y los incendios posteriores, unidos a la tremenda ola que se produjo de seguido y que arrastró hacia el mar a cualquier posible superviviente. Inclusive, a muchos niños cuyos cuerpos nunca más fueron hallados, en ninguna parte, a pesar de los desesperados intentos de sus padres por describir a sus pequeños en la prensa local. Yo mismo he tenido acceso a ese tipo de peticiones y resultan de lo más agobiante, porque la ausencia de fotos y de cualquier otro medio de identificar a las personas hacía todavía más difícil esta búsqueda. Prácticamente imposible.

La bahía de Santander era mucho más grande que hoy en día

La onda expansiva, en efecto, actuó de forma caprichosa a la hora de barrer a unas personas y a otras no, lo que se tradujo en familias separadas de por vida. Y el gran número de víctimas forzó a las autoridades a impedir el consumo de peces pescados en la bahía de Santander por un tiempo concreto, debido a que muchos de esos cuerpos habían terminado en las profundidades.

Por aquel entonces, la bahía de Santander era mucho más grande que hoy en día, con mucho más caudal de agua, debido a la expansión que han tenido en el último siglo los muelles y rellenos para la construcción, bajo los cuales se encuentran las antiguas playas y roquedos del litoral de la ciudad y su bahía.

Desafío a tiros en la playa del Sardinero

No mucha gente sabe sobre la realidad de cowboys y desafíos a tiros que hubo en Santander hace un siglo y pico. Una adormilada ciudad de provincias que soñaba con ser la Barcelona del Cantábrico y en ese camino iba, con el auge del comercio con las Antillas y otros puertos del mundo, lo que atrajo también la atención de muchísimos buscavidas con muchas ganas de medrar y muy pocas de trabajar.

Es el Santander que conoció la tragedia del Machichaco, pero aparte de estos accidentes también pasaban otras cosas que no lo eran. Por ejemplo, la actuación de grupos delictivos que se dedicaban a explotar los grandes negocios de la época y de todas las épocas. En primer lugar, el juego, prohibido en esos tiempos, que constituía una auténtica droga para muchísimos ludópatas en una época de grandes privaciones. Un vicio malsano que produjo la práctica habitual de un auténtico chantaje sobre el mismo tapete de juego: lo que se conocía entonces como cobrar el barato y que no era sino la costumbre instituida de quedarse el chantajista de turno con una comisión por mantener el orden en la sala de juego ilegal.

La corrupta Policía Local de Santander de esa época de los vapores

Una actividad ilícita que se acompañaba de otra mucho peor: la explotación sexual de las mujeres en aprovechamiento de su miseria o directamente por la fuerza. Otro triste negocio que producía grandes beneficios a los proxenetas, entre los cuales destacaba también la corrupta Policía Local de Santander de esa época de los vapores. Cuerpo de Policía muy mafioso que también se dedicaba hacer la vista gorda con los garitos de juego ilegal que les pasaban las consiguientes comisiones. Un panorama que no era ajeno, por supuesto, a la corrupta política de siempre, puesto que el gobernador o el alcalde de turno anunciaban a bombo y platillo las redadas que iban a realizar en los garitos. Y acudían a los sitios de juego con un cortejo y escolta tan largos que nadie podía engañarse sobre sus intenciones, por lo que se desmantelaban rápidamente todos los tapetes ilegales a su paso.

 

Los más turbios personajes del Santander de finales del siglo XIX

La policía de local de Santander de esa época llegaba incluso a asaltar, directamente, a cualquier visitante de la ciudad desprevenido o con unas copas de más. Y utilizaban métodos de represión del crimen y de interrogatorio que hoy estarían prohibidísimos, tales como dos látigos con nombres de toreros y una estaca a la que se referían como la señorita torera.

En este contexto de corrupción institucional, miseria y crimen organizado surgió un héroe popular que sin embargo estaba muy enganchado a muchas de estas situaciones. El capitán de la marina mercante Teodosio Ruiz González fue uno de esos héroes anónimos que aparecen cuando menos lo espera la gente y se enfrentó directamente toda esta plaga de delincuentes y corruptos. Sin embargo, él mismo era una persona que frecuentaba los más bajos fondos donde se movían precisamente esos adversarios suyos. Una situación que motivó auténticos roces con los más turbios personajes del Santander de finales del siglo XIX, algunos de los cuales terminaron como el rosario de la aurora. Y vamos aquí a resumir algunos de estos eventos y los escenarios donde tuvieron lugar.

La impunidad con que actuaba el hampa en Santander

La impunidad con que actuaba el hampa en Santander, en el siglo XIX y principios del XX era tal que se llegaban a retar a tiros en pleno Sardinero. Un desafío que tuvo lugar entre el tal Teodosio Ruiz González y otro interesante personaje llamado Diego Martín Veloz, a quien apodaban Martinillo y que se quiso convertir en el auténtico Al Capone de Santander. Un desafío que terminó de forma trágica, pero que no podemos contar aquí porque es el final de un libro: Los cuatro naufragios del capitán, de Miguel de Cervera.

Otro escenario de auténtico ambiente gangsteril fue el llamado club de billares, al que el pueblo de Santander apodó cínicamente el Huerto del Francés, en alusión a un famoso lugar de la provincia de Sevilla donde se cometieron tremendos asesinatos seriales relacionados con el juego ilegal. Por lo tanto, nos podemos imaginar el tipo de personal que circulaba por este sitio, un garito de mala muerte como tantos había repartidos por toda la geografía española y mundial.

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