Cantabria es una región en el norte de España y cuenta con una rica cultura y tradición popular. La región es conocida por sus leyendas y mitos, que han sido transmitidos de generación en generación.
Hay muchas historias tremendas que esconde nuestra bahía. El intercambio cultural y social con otras partes del mundo ha sido total, pese a la actitud muy conservadora que siempre ha caracterizado a Santander. Hemos sido un puerto abierto al mundo y esto ha dado lugar a muchas historias y leyendas en la bahía de Santander, que ahora puedes conocer con nosotros.
Un duelo a espada que conllevó la clausura de la Catedral de Santander
En una época en que ella era ilegal batirse en duelo, por razones que no son conocidas, dos paisanos decidieron resolver a estocadas un litigio que traían entre ellos. Como podemos imaginar, la cosa acabó con un derramamiento de sangre que se consideró como un sacrilegio, lo que conllevó la clausura de la Catedral de Santander por un tiempo.
La galerna de Viernes Santo de 1878
Otra historia que tiene que ver con la Catedral y la bahía es lo que sucedió con la galerna de Viernes Santo de 1878, narrada por el escritor santanderino Pereda en su novela Sotileza. Y es que resulta que una galerna tremenda provocó ese día la muerte de 300 marineros, de origen vasco y montañés, que eran pescadores de barcas a remo. Esto provocó no sólo un luto inédito si no también una debacle socioeconómica entre las familias afectadas. Y las mujeres de esos marineros tuvieron que salir a faenar, para sustituirles, asumiendo ellas los tremendos peligros de la climatología en el mar.
Las cabezas de los Santos Mártires de Santander
Hay muchísimas leyendas en Santander, algunas de las cuales se mezclan con la realidad. Por ejemplo, la más conocida de todas probablemente sea la llegada a la ciudad de las dos cabezas de los Santos Mártires, San Emeterio y San Celedonio. Dos legionarios romanos que se negaron a renegar de Cristo y fueron decapitados en la zona de La Rioja, terminando sus cabezas en Santander por motivos y caminos que se desconocen.
La leyenda cuenta que sus cabezas fueron depositadas en una barca de piedra, cosa muy creíble, para dejar que el Ebro las llevase corriente abajo y luego dieron la vuelta a la península entera para terminar en la Horadada. Una piedra con forma de puente en la cual se supone que de piedra se incrustó, terminando un viaje que iba a suponer el descanso eterno de estas cabezas en la Catedral de Santander.
La explosión del Machichaco
Ahora hablaremos de una de las experiencias más traumáticas por las que puede pasar ninguna población del mundo. El evento trágico en el que cientos de personas pueden morir por un simple accidente, de tipo industrial, como sucedió a tantos santanderinos y visitantes de la ciudad a finales del siglo XIX.
Pongámonos en situación. Resulta que barco mercante cargado de raíles de acero, acero sulfúrico y dinamita está entrando en la bahía desde Bilbao, pero resultaron inmediatamente confinados por haber en esa ciudad un brote muy agresivo de cólera. El barco fue, por tanto, trasladado a la pequeña isla de la Pedrosa, situada en el otro extremo de la Bahía de Santander, donde existía un sanatorio para enfermos contagiosos y posibles casos por declarar. Y allí estuvieron durante 10 días.
Pasado ese tiempo, como ningún caso de cólera se declaraba a bordo, los marinos y su capitán se pusieron de nuevo en marcha hacia Santander, contentos de poder continuar su viaje y descansar un poco en la civilización. Sin embargo, el único descanso que iban a tener estos pobres hombres iba a ser la muerte.
Apenas desembarcados en el centro de Santander, pues había prisa por descargar muchas mercancías que iban hacia Cuba, lo que sí se declaró fue un incendio en las bodegas del buque. Mala suerte. De nuevo los marinos tuvieron que olvidarse de descansar ni del trabajo habitual y ponerse manos a la obra en apagar las llamas, ayudados por los bomberos de Santander y otros marinos y profesionales del puerto, todos ellos en zafarrancho de combate contra el fuego.
¿Recordáis que había dinamita a bordo? Pues bien, esto resultó ser una trampa mortal, pero no tanto por el fuego como por la mezcla de agua en contacto con la nitroglicerina y golpes. Y es que los marinos estaban ahora tratando de hundir su propio barco para poder apagar el fuego, que era incontrolable, por lo que abrieron vías de agua a martillazo limpio, pero esto consiguió detonar la de nitroglicerina como si el barco entero fuera una bomba gigante.
La explosión fue tan grande que mató a cientos de personas y hasta a lugareños que se encontraban a casi 10 kilómetros de distancia. Todo lo que contenía el barco se convirtió en metralla mortal, empezando por los raíles de acero, que salieron despedidos a velocidad del rayo y a una temperatura en candescente. Una lluvia de metal y fuego que destruyó la mitad de la ciudad en unos pocos segundos, creándose también un pequeño tsunami que arrastró a muchísimos de los muertos y heridos. Y a muchísima gente que intentaba escapar a toda prisa del escenario de la destrucción total en torno al puerto.
Como resultado de la explosión, calles enteras quedaron incendiadas y destruidas. Estamos hablando de fachadas completas llenas de pequeños hoteles y pensiones y casas donde había gente de Santander y también visitantes de la ciudad. Muchísimos emigrantes de toda Europa que su barco con destino a América o cualquier puerto de la península o incluso Francia o África. También gente que acababa de volver de sus viajes por el mundo y que se vieron sorprendidos por la muerte. Y aquí es donde empiezan los grandes misterios del Machichaco.
¿Por qué se empeñaron las autoridades del puerto y del barco en apagar el fuego a base de vías de agua que podían activar la nitroglicerina? ¿Es que no se daban cuenta de que una carga tan peligrosa podía estallar con tanto golpe? Y mucho se especuló con la carga de explosivos a bordo del buque, pues se rumoreaba que podían tener por destino las tribus rebeldes de moros en torno a Melilla. ¿Se puso de manifiesto con la explosión la traición de una empresa naviera española, la cual todavía existe? Lo más curioso del tema, en mi opinión, empresa sigue anunciando sus numerosos barcos de transporte de mercancías y pasajeros en periódicos de Santander en los cuales se seguía nombrando al Machichaco. Como si nada hubiera pasado y el barco no estuviera hecho pedazos en el fondo de la bahía, rodeado por todas partes de los restos y cadáveres de los fallecidos
Y hay muchas más preguntas, sobre todo, en torno a la figura del capitán del Machichaco. El tristemente conocido en Santander capitán Lenis, de quien se rumoreaba que permitía el transporte a bordo de una cantidad muy grande de dinamita de contrabando.
La realidad del Hombre Pez de Liérganes
Estamos sin duda alguna ante uno de los misterios más grandes y más auténticos de la historia de España. la historia verídica de un hombre joven nacido en Liérganes, en pleno Siglo de Oro, que dio la vuelta a todo el país por la locura y el surrealismo de sus aventuras.
Un chico joven que fue a trabajar con otros de su cuadrilla a Bilbao y que se perdió cuando fue a de darse un baño, por lo que todos le dieron por muerto, incluida su madre. Parecía el final la historia de un joven cualquiera con mala suerte, pero apenas estaba empezando así uno de los grandes enigmas de la historia de nuestro país.
La Historia del Hombre Pez de Liérganes y su llegada a Cádiz
Lo lógico era pensar que había muerto, ahogado en las corrientes de la ría de Bilbao. No obstante, este muchacho estaba más vivo de lo que parecía y 9 años después fue visto otra vez, pero a muchísimos kilómetros de su casa. Ni más ni menos que en Cádiz, donde fue literalmente pescado de las aguas por gente de allí, que no sabían a qué se estaban enfrentando y enseguida se lo llevaron a las autoridades locales.
El caso es que el chico sólo repetía una palabra: Lierganes. El nombre de su querido pueblo, del que salió un buen día para nunca más volver, pero nadie allí sabía lo que significaba eso un eclesiástico que procedía de Cantabria y qué reconoció ese lugar de su tierra. Así pues, enseguida se organizó una expedición para devolver a este extraño ser a su lugar de origen, sin duda con el aliciente de saber cómo había aparecido en Cádiz y cuál era el sentido de la historia. Y se recorrieron toda España desde el sur hasta el norte hasta que se fueron aproximando a Liérganes, momento en el cual este joven se desprendió de la comitiva y empezó a guiarles, señal de que conocía muy bien los caminos de su pueblo.
Quedó para la historia como el Hombre Pez de Liérganes
Al llegar a Liérganes, la conmoción fue total. Imagínense a una madre que piensa que ha perdido su hijo hace 9 años y de repente lo ve ahí tan campante, traído en un largo viaje desde la parte más lejana de Andalucía, pero sin que nadie supiera explicarse el porqué de toda esta historia. Y es que el protagonista no era un hombre de muchas palabras. Tal vez sería autista o tuviera cualquier otro tipo de problema que le impedía comunicarse normalmente con la gente. Una anécdota que tampoco termina aquí, pues el chico volvió a desaparecer otro día que se estaba bañando en el Miera y nunca más se supo de él. Esta vez, como se suele decir, se fue para no volver, quedando para la historia como el Hombre Pez de Liérganes.
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